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dissabte, 8 de febrer del 2014

EQUO Melilla denuncia que la nueva plaza tras el antiguo Hospital de la Cruz Roja ha sido un saqueo de nuestro patrimonio natural

La nueva plaza no es más que otra lamentable actuación contra el patrimonio de Melilla y sus zonas verdes, y forma parte de la política del hormigón que este gobierno lleva a cabo y que solo beneficia a los constructores y vendedores de cemento, y tal vez, a algunos políticos.
Esta zona era el antiguo e histórico jardín del Hospital de la Cruz Roja, donde los enfermos ingresados de su hospital paseaban y se relajaban. El abandono consciente de la ciudad, dejando que se llenara de residuos, es el truco que se suele realizar para llevar el hormigón a todos los sitios.
Estos árboles arrancados que pertenecían al patrimonio de la ciudad no han querido ser acoplados al diseño de la nueva distribución de la zona. Es una práctica habitual en Melilla que cuando se diseña, se realiza sobre un papel en blanco y no se tiene en cuenta lo que ya existe. Esos árboles centenarios podrían haber sido parte de una zona verde pública en vez de una zona de árido cemento que en los calurosos días de verano pudieran dar su sombra sobre los viandantes y sobre el propio edificio ahorrando una parte de su climatización.
Antes y después de los árboles de la Cruz Roja

Antes y después de los árboles de la Cruz Roja


Por otro lado se trata de ceder al aparcamiento de vehículos otra zona más, que podría haber sido aprovechada por los ciudadanos. La promesa de crear una movilidad sostenible en la ciudad se queda en papel mojado, al continuar con este tipo de política que beneficia al vehículo particular frente a la movilidad de las personas, desviando un presupuesto que podría haber sido aprovechado para, por ejemplo, crear una buena red de transporte público.
La ciudad de Melilla está necesitada de zonas verdes y de árboles urbanos. Los urbanistas y políticos de ahora están destrozando lo que realizaron los urbanistas de hace cien años que colocaban árboles en las calles para que pudieran atemperar los rigurosos calores de los meses de verano del norte de África, y proyectar sus sombras sobre las calles y los edificios, creando un microclima más agradable y una ciudad más humanizada.
Desde EQUO Melilla creemos que esos dos millones y medio de euros gastados podrían haber ido a parar a la adaptación de la zona como zona verde de verdad y a la movilidad sostenible, habiendo creado puestos de trabajo y bienestar en la ciudad.

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